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El Ciber-Hogar de Pony

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Re: TE HAGO UNA REVERENCIA!!!!

Muchas gracias, chicas lindas.
Muchas gracias querida Gezabel. No, no hace falta que te inclines a los pies de nadie. Me basta con saber que encontrè otra amiga en las letras, saludos.

Pais: http://

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Un collar de esmeraldas. Parte II
Amaneció, el sol se colaba por un enorme ventanal. Me levanté de una enorme y comodísima cama, entre las más suaves almohadas y sedosas sábanas. Candy no estaba a mi lado, sino sentada frente a un enorme espejo, con un hermoso vestido, poniéndose y quitándose alhajas. Perlas, rubíes, zafiros, cada joya más bella que la anterior pero a ella parecía no gustarle ninguna. Finalmente se quedó con un collar de esmeraldas, ¡Ese collar!, – me dije-.
-    Te veo abajo… - dijo ella saliendo de la habitación sin voltear a mirarme.
Mis pies pisaron una mullida alfombra, me dirigí a otra puerta. Dentro había una tina de mármol, abrí el grifo y el agua era deliciosamente tibia. Una toalla blanquísima me esperaba colgada. Abrí lo que debía ser el closet, lleno de trajes, azules, negros, blancos, cremas. Jamás había visto tantos juntos.
Mientras me abrochaba los botones de una blanca y almidonada camisa observé mis manos. La argolla no era la de siempre, era mucho más gruesa y pesada, con piedras brillantes incrustadas. Salí de la habitación, topándome con múltiples personas, hombres y mujeres que hacían reverencias a mi paso.
-    Buenos días, ¿Ha descansado el señor? – era lo que todos decían y yo sólo asentía.
El pasillo por el que seguí remataba en una amplia escalera, con una alfombra extendida sobre los escalones de mármol. Llegué a un salón cubierto de aterciopelados cortinajes. La luz entraba a raudales por amplísimos ventanales, a través de ellos se apreciaban extensos jardines, con miles de flores de todos los colores y blancas fuentes en las que danzaba el agua.
-    Buenos días, señor William – una voz serena me sacó de mi estupefacción.
El hombre de cara amable y una ligera sonrisa cobijada por un bigote recién recortado, en traje negro, hacía una ligera reverencia. Me extendió un grueso diario.
-    Los primeros reportes financieros del día, señor. Para que los revise mientras desayuna.
-    Gracias… - dije tomando vacilante el paquete.
Me encaminé por la dirección que el hombre indicaba, para entrar a otra estancia igual de amplia, donde había una larga mesa servida con todas las frutas existentes, enormes fuentes de dulces, de pan, de verduras, mermeladas, jarras de muchos jugos diferentes y otras con leche.
Algunas personas estaban sentadas a la mesa, me senté yo también. En seguida se acercaron dos empleadas a llenar los platos y los vasos, empezando por los míos. Miré a los otros comensales, frente a mí estaba Candy, mi Candy, sus mejillas rozagantes, comía con gesto despectivo, como si no le gustara la comida.
A mi derecha estaba una mujer mayor, comiendo con la misma expresión, a mi izquierda un joven, que apenas tocó lo servido en el plato. Nadie hacía el menor ruido, nadie se dirigía ni una mirada, ni una palabra. Me puse de pie y todos se pusieron también, oí el ruido de un motor afuera y el mismo hombre que me dio el diario se asomó.
-    Lo esperamos, señor.
Quise despedirme de Candy, como siempre, pero ella sólo alargó una mano donde me vi obligado a depositar el beso que, hasta ahora, depositaba en sus labios con devoción religiosa. Al salir me quedé mudo, un lujoso coche negro de muy reciente modelo me esperaba a la puerta.
Avanzamos por un hermoso jardín bordeado de rosales. Nos adentramos en la ciudad, hasta llegar a un imponente edificio: Banco Central de Chicago, se leía. Yo había pasado muchas veces por ahí, pero no lo recordaba. Una letra A, entre las garras de un águila, y una rosa abierta al fondo, estaban labradas sobre la puerta.
-    Buenos Días, señor Andrew – repetían las personas conforme yo recorría los pasillos, sin tener idea del porqué me llamaban así.
Llegué a lo que George dijo, para entonces supe que se llamaba George, era mi despacho. Estantes de madera labrada con incontables libros bellamente encuadernados. Otro estante repleto de licores, la barra del restaurante era pequeña y desprovista comparada con esto.  Pequeños objetos curiosísimos, fotografías de lugares remotos y personas desconocidas.
Entre tanto misterio pude encontrar algo familiar: dos fotografías. Mi Candy sonriendo al atardecer en un fondo de rosas. Dos hermosas niñas, sonriendo también, con elaborados peinados, hermosos vestidos y joyas. Sosteniendo, cada una, una preciosa muñequita de porcelana francesa. ¿Mis hijas?
George me sacó de mis pensamientos, extendiéndome un gran fajo de documentos, que debía aprobar – me dijo-. Yo leí uno tras otro, sin entender nada, pero asintiendo a todo. Así transcurrió la mañana. Al mediodía regresamos a la casa, aparte de los criados nadie salió a recibirme. Se repitió la escena del desayuno, sólo que ahora las viandas eran de carnes y pescados, se sirvió vino en altas copas. Vi beber a Candy como nunca.
Una estancia igual a la del edificio en la ciudad había dentro de la casa, donde George me dio a leer más documentos. Y yo hice lo mismo que aquella vez. Casi al atardecer abrí el ventanal detrás de mí. Voces infantiles llegaron a mis oídos, reconocí a las pequeñas de la foto, pero las palabras que se dirigieron me horrorizaron. Se peleaban por una muñeca. No, esas criaturas crueles y egoístas no podían ser hijas mías. Mis hijas eran dulces, muy cariñosas y compartidas,
La noche llegó, entré a la habitación. Candy estaba allí, en la misma postura que la mañana, ahora quitándose todos sus aderezos. Yo también me desnudé, eligiendo un pijama de seda del enorme guardarropa. Cuando ella se metió en la cama la atraje hacia mí, como cada noche que pasábamos juntos.
-    ¡Déjame, Albert! – escuché sin poder creerlo.
-    Candy, yo… - quise disculparme, nunca antes me había rechazado.
-    Si, ¡ya sé! “El heredero debe ser varón”, las niñas no te sirven ¿verdad? – dijo corriéndose al otro lado de la cama – no te preocupes, cumpliré con el trato. ¡Los Andrew tendrán su heredero! pero hoy no, por favor.
No fue lo que dijo, si no la forma en que lo dijo, su mueca de odio y desprecio que transformó completamente su cara ante mis ojos. Ella no era mi Candy, no podía ser ella. La mujer a mi lado era hermosa, elegante y refinada, pero era un monstruo que yo no reconocía.
Totalmente aturdido y confundido me levanté de la cama. No entendía lo que estaba pasando, tenía todo lo que hubiera deseado, todo lo que el hombre aquel había prometido. Pero yo no pertenecía allí.
Salí corriendo al jardín, quería huir de ese lugar. Corrí hasta que me faltó el aire y tuve que inclinarme, apoyando las manos en mis rodillas.
-    ¿Entonces… es un trato? – reconocí la voz de inmediato y me erguí sobresaltado…
Bajo la luz de la luna, entre los arbustos, su aspecto era más escalofriante, la amplia frente, la barba cortada en ángulo sobre el agudo mentón, la sonrisa siniestra  y una voz que parecía venir de una caverna.
-    ¡No! – grité.
-    ¿Porqué no? No me digas que no te gustó tu casa, tu trabajo, la exquisita comida, tu familia. Tuviste todo lo que querías ¿no es cierto? Lo que deseaste frente a la joyería.
-    ¡Si, si! pero no a cambio de lo que tenía antes.
-    Albert, en la vida no se puede tener todo. Así que elige: esta comodidad, esta seguridad que yo te ofrezco o quedarte con tu misma vida miserable para siempre.
Yo no sabía que responder. Era una decisión difícil, ella se veía tan hermosa, tan despreocupada, tan lozana. Comiendo los mejores platos, vistiendo las mejores ropas, sin esas manchas oscuras que le dejan los turnos nocturnos y que eran como dos puñales que me atravesaban el corazón. Yo nunca podría darle todo eso por mi mismo.
-    Sólo quiero… ¡Sólo quiero… que Candy sea feliz! – grité…
El extraño me tomó violentamente por el hombro. Un dolor atroz se apoderó de mi, sentí  sus uñas clavándose en mi carne, sentí la tibieza de la sangre brotar y escurrirse sobre mi piel.
-    ¡Si! ¡Quiero que Candy sea feliz! – repetí con mi última gota de aliento.
Él me soltó y yo me sentí caer y caer y caer. Sin poderme sostener de nada, sin poder gritar o pedir ayuda, seguía cayendo en un abismo desesperante. Finalmente me sentí azotar con la espalda en una superficie dura.
-    ¡Albert! ¡Albert! ¿Qué te pasa? – entonces la vi y me sonrió. Me abalancé sobre ella, la besé y la abracé con toda mis fuerzas.
-    ¿Y las niñas? – pregunté alarmado.
-    En su habitación, acabo de verlas y siguen durmiendo. ¿Pero qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara, mi amor?
Le conté lo que me había pasado, cómo si todo hubiera sido un sueño. Ella me escuchaba con toda su atención, haciendo mil expresiones y tomando mi mano entre las suyas.
-    ¡Qué pesadilla! – dijo apartando el cabello de mi frente y depositando en ella un beso –  ¡y vaya que tu memoria es mala! ¿Eh? – la miré y sonreí, ese tono era el de sus bromas – me has regalado una joya muy valiosa ¿o como se le llama a esto? – me mostró orgullosa la humilde argolla en su anular izquierdo.
-    Yo me refiero a algo que sea un verdadero tesoro – dije besándole la nariz.
-    Pues de esas me has regalado dos, no una – y señaló la habitación vecina donde dormían nuestras hijas.
He preferido pensar que fue una pesadilla, aunque no he podido deshacerme de las marcas en mi hombro. A Candy le conté que me herí en el trabajo. No me creyó, pero me curó las heridas y  no indagó más. Yo salgo del restaurant y me dirijo aprisa a mi casa, a ver a mis hijas y mi esposa. Ya no me detengo a mirar aparadores.

Este minific fue inspirado por el cuento “Pacto con el diablo” del escritor mexicano Juan José Arreola.
Gracias por leerme: CFRío.

deSheena

GF2008

GF09
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Re: Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

¡HOLA CHICA!... EL MINIFIC HIZO QUE LOS VELLOS SE ME PUSIERAN DE PUNTA EN ESTA VIDA NO HAY NADA COMPARADO CON EL VERDADERO AMOR.
SALUDOS.

Pais: MEXICO

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Que pesadilla para mi Albert-Rico!!! Excelente minific... oscuro pero bello. Me encanta la historia alterna de que se casan y tienen familia, sin que Albert recupere la memoria.

Gran aporte mi querida CFRio!!!

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GF-Delirio
de sheena

Pais: Albert Lovers Secret Service

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Felicidades CFRio por tan bella y escalofriante historia. Me has tenido con el alma en vilo todo el tiempo ¡Ayyy, mi pobre Albert! Menos mal que es tan noble y tan dulce que se arregla con poco para ser feliz ¡Ufff!

¡Excelente aporte! Saludos

esther-6.jpg picture by Rinoa83

Pais: Mansión de Lakewood

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Amiga, exelente escrito, me encanto, adoro mas a mi Albert, si eso puede ser posible, por elegir el amor verdadero a lo material.
Gracias ami por compartir.

Cami LOve
Albert Lovers Secret Service

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Muy buena adaptación CFrío, temía que ese personaje maligno hubiera cambiado la vida de Albert sin su consentimiento. De suerte fue sólo el susto (y el rasguñón)

Pais: México

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Bravoo, como me facscina esta historia, si Albert no hubiera recobrado la memoria, una pregunta que no se me habia ocurrido, bravo CFRío!!


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Pais: Mexico

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

hermoso verdaderamente este mini es muy lindo, bravo Cfrio

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Pais: delirio por albert

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Uyyy CFRío...
Este relato siempre me causa escalofríos, Es muy muy bueno ....
Felicidades amix..
Besos
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Pais: ALBERTLANDIA

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

QUE HERMOSO MINIFIC, QUE SE ME HACE QUE ESE SEÑOR, QUE QUERIA EL ALMA DE ALBERT, ERA EL MERO CACHUDO, QUE BUENO QUE EL GUERITO NO LE HIZO CASO, INTERESANTE TRAMA, TE FELICITO.

Pais: EL CORAZON DE LOS GALANES ENCANTADOS

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Hola! Precioso fic! Me ha encantado! De verdad que Albert es un biscochin!

Oye CFrío... osea que si mi Tony es tu sobrino ya eres mi tía? Mira! Hasta familia encuentras en la GF!
JiJiJi!

Muchas felicidades por tu aporte. Me encantó.

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Pais: El corazón de los Galanes Encantados

Re: Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Asì es mi querida Malinalli, yo soy tu tìa...
(Pero no me pidas tu domingo)

Pais: http://

Re: Collar de Esmeraldas. Un minific para Albert.

Puf!!! Un relato realmente intenso, que pone los pelos de punta.

Pais: España