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El Ciber-Hogar de Pony

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UNA TRISTE HISTORIA DE AMOR CANDY Y TERRY 2do ataque nostalgico!!!

Triste Historia de Amor



Una gota de sangre cayo sobre la nieve, reflejando el dolor de la perdida, como una estrella perdida en el amanecer. El liquido rojo no tardo en quedar impreso en la superficie congelada, manchando su dulzura e impregnando de dolor su bella inocencia. Terruce no se percato de lo fuerte que se estaba mordiendo el labio hasta que un fino hilo de sangre corrio por su barbilla, el dolor fisico ya no le importaba pues no le provocaba ni la mitad de sufrimiento que la herida que desgarraba su corazon. La sangre que salia de su labio como de una fuente era cada vez mas abundosa y el color de sus manos posadas sobre la nieve había pasado del rojo al morado. Mas era el dolor de su alma el que le hacia retorcerse sobre la nieve a horas tan intempestivas de la noche.


El cementerio estaba sumido en un silencio sepulcral solo interrumpido por el llanto y las lamentaciones del vivo. Todos los alli enterrados se habían consumido hacía mucho tiempo, todos los muertos yacían en sus tumbas con los huesos roídos por los gusanos y las ropas fúnebres agujereadas. Algunos de ellos habian tenido una vida feliz mientras que otros se habían retorcido tanto en vida como en la muerte, algunos habian muerto en sus lechos rodeados de aquellos que los amaban, otros sin embargo lo habian hecho a dos metros bajo tierra entre incesantes gritos de desesperación… Lo que estaba claro era que ahora todos y cada uno de ellos descansaba en paz y en compañía. Sin embargo los vivos no descansaban con la misma facilidad.

Cuando la muerte nos cierra los ojos, no nos importa los llantos de aquellos a los que amamos, no nos molesta el pequeño espacio de madera al que nos confinan, ni siquiera nos despiertan los insectos agujereando nuestra carne… La muerte es el mas profundo de los sueños, cae sobre nosotros como un hechizo y no nos abandona jamas, obligandonos a yacer olvidados para siempre. Cuando el nombre grabado en la roca desaparece los muertos lo hacen con el, pues ¿Quién recuerda a los muertos? Terruce Greum Grandchester, que en sus años dorados se proclamo como el mejor actor en las tablas de Broadway, solo el lo hacia, la recordaba, la añoraba y aun la amaba. El dolor de su perdida no lo abandonaba. Cada vez que cerraba los ojos veia su rostro, cada vez que reinaba el silencio creía escuchar su voz…


Pero ella habia sucumbido a la muerte. Despues de llegar de una función de teatro en donde presentaba una de sus mas memorables exitos Hamlet, donde su esposa lo esperaba con el mismo impetu que se espera al amor de su vida, una hermosa noche de verano, como acostumbraban despues de cenar, pasear por los alrededores de Central Park, caminaba y reian y de vez en cuando se detenian para abrazarse, besarse y decirse de mil maneras lo mucho que se amaban... Pero como todo amor hermoso y puro que ellos se tenian... Habia gente que les envidiaba, incluso los odiaban por la enorme felicidad que irradiaba la pareja... Siendo un pariente de ella, al no soportar su desprecio, los observo durante cierto tiempo, siguiendolos cada noche que salian a su caminata por el parque central... Los intercepto, el castaño sabía como lidiar con el, no si en vano era hijo de un noble ingles y los miembros de su seguridad privada le habian enseñado unos que otros trucos para defenderse de maleandros y pandilleros... Los maldijo una y mil veces de que nunca serian felices, el castaño se abalanzo sobre el, ante la mirada de espanto de su joven esposa... forcejearon, Neil ya no era el mismo joven debilucho en sus años de adolescencia, eso Terry se dio cuenta... Sin embargo cuando el joven Grandchester creia tenerlo sometido, de un solo movimiento Neil se zafo de su agarre y sin poder ver hacia donde dirigia su arma, disparo... Dando en uno de los órganos vitales de su prima, el ingles grito el nombre de su esposa... Candy lo miraba con lagrimas en sus verdes esmeraldas, su mano derecha fue a dar a la altura de su pecho, y al verse que se manchaba de sangre, no pudo mas y cayo, Neil salio huyendo cobardemente perdiendose en la oscuridad de la noche, pudo haber sido alcanzado por el ingles, pero este opto por ir al lado de su pecosa... La abrazo diciéndole que se aferrara a la vida, que ella era muy fuerte, que no lo dejara... pero la joven ya no sentia dolor... le hablo diciéndole que lo amaba, que fuera fuerte... y que a pesar del poco tiempo que estuvieron juntos habian sido lo mas maravillosos de su vida, con su mano ensangrentada toco la mejilla del joven... se acurruco en su pecho, queria sentir y escuchar por ultima vez el latir de su corazon...

Y con un TE AMO yacio su cuerpo frio en los brazos de su amado, Terry lloro, grito el nombre de su pecosa y en su funeral fue lo mismo, se dijo que paso toda la noche junto a la tumba de la ojiverde conservando la esperanza de que todo eso fuera un sueño, que en cualquier momento despertaria y ella volveria a vivir y serian felices para siempre. Pero eso no ocurre en la vida real, en este mundo solo hay dolor, tristeza y desesperanza… Y Terry lo sabia, desde que ella no llenaba sus dias con su perfume de rosas habia olvidado comer, dormir, vivir…

La piel palida del muchacho hacia juego con el color blanquecino de la nieve y contrastaba a la perfeccion con sus ropas negras y raidas. Sus hermoso ojos en color zafiro ya no brillaban como cuando ella los veia. En las ultimas semanas habia empeorado tanto que a traves de la blanquecina piel casi se podian adivinar los huesos que descansaban debajo. Cada dia que pasaba presentaba un aspecto mas demacrado, las ojeras que habitaban su rostro eran ya tan pronunciadas que cualquiera hubiese dicho que se trataba de un cadaver. Y eso era lo que el ansiaba con toda su alma: acompañar a su amada a la eternidad, yacer junto a ella, no volver a derramar lagrimas nunca mas.

Su cuerpo no era lo unico que presentaba un aspecto deplorable, su mente también había enfermado. Al principio el dolor lo había desgarrado por completo, haciendo que su corazon desangrara su mente, pero con el paso de los días había ido empeorando. Ahora se pasaba horas enteras gritando lamentaciones en un rincón mientras las lagrimas drenaban su inundada razon, susurraba incoherencias a las cerraduras o se tendia sobre la tumba de Candy y lloraba y gritaba durante horas.

El vaho escapaba de su boca junto con indecibles lamentaciones y sin embargo la pena no lo abandonaba. Su labio ya habia dejado de sangrar pero sus labios amoratados aun susurraban el nombre de ella.

Entonces la luna reflejo su plateada luz sobre la piedra de ella y la mente enferma del chico tuvo una revelacion. Con el rostro apretado contra la nieve que cubria su tumba creyo escuchar la voz de ella llamandole: habia perdido el juicio. Y como los locos no atienden a la razon, aquella alucinacion había acabado por consumir por completo su mente y el chico hizo lo que ella le habia pedido, acudir a ella. Con los fragiles dedos casi congelados comenzó a escarbar en la tumba de su amada. Al llegar a la dura tierra pronto se le quebraron las uñas con el sonido del hielo al resquebrajarse. La sangre salia a borbotones de las heridas de sus manos pero a el no le importaba, al fin y al cabo ella lo habia llamado. Al fin volverian a encontrarse. El escuchaba su voz mientras destrozaba sus huesos, sonreia mientras escarbaba. Como un loco siguio hurgando en la tierra baldia…

Casi habia pasado la noche cuando finalmente logro abrir el ataud de su amada pecosa, como el la llamaba. Con muchisimo cuidado la sacó de su lecho de gusanos y la posó sobre la nieve. Con sumo cuidado besó sus labios descompuestos y con cariño acarició sus cabellos llenos de larvas. Sí, realmente era tan bella como el la recordaba, a pesar de que su piel antaño palida y sensual habia adquirido un color verde y que sus parpados se habian hundido en las cuencas seguia siendo bella.
Entonces con toda la ternura del mundo se tumbo junto a ella en la nieve y abrazandola se quedo dormido, soñando sueños de nubes y caramelos de amor. El amanecer ya despuntaba en el cielo.

A la mañana siguiente dos cadaveres fueron encontrados fuera de un agujero en el cementerio de Nueva York. Uno de ellos, una mujer en avanzado estado de descomposicion, el otro un hombre joven congelado, de cabellos castaños que le llegaban un poco mas debajo de sus hombros, los dedos rotos y despellejados, sin uñas y una sonrisa de felicidad en el rostro. Al fin descansaban juntos, paseando por la tierra de los sueños, la tierra de los muertos.

TEXTO AZUL DE PRUEBA[url=http://s546.photobucket

Pais: canada